08 agosto 2013

A Scanner Darkly: Una mirada a la oscuridad

¿Qué debe tener una peli para ser una gozada o, al menos, considerarla muy interesante? Sencillamente, que en estos tiempos tan interactivos y de hacer tantas cosas a la vez (he olvidado cuando he usado un navegador solamente con 2 pestañas abiertas) que algo pasivo como es la peli de turno sea capaz de tenerme pendiente y metido en la historia sin recurrir a continuos momentos de tensión ni desbordantes efectos especiales. Esta peli lo consigue con creces. Otras pueden gustarme, pero igual caen en dos sesiones o para para comprobar el correo o hacer algo.


Hay quién señaló en su día la rotoscopia como razón de interés para esta peli, pero esto no era nuevo para el director, que la usó en su anterior filme (entonces me pereció una excusa para hacer más vistoso su Cine independiente de diálogos y relaciones) y si recordamos El Señor de los Anillos de Bashki o Tigra, Hielo y Fuego, pues menos. No, lo interesante es que posiblemente sea la más fiel adaptación que se haya hecho nunca a una obra de Philip K. Dick. ''Blade Runner'' solamente está inspirada en una, ''Minority Report'', ''Desafio Total'' o ''Paycheck'' como adaptaciones son casi un timo (aunque pueden entretener, claro) y ''Screemers'', adaptando el relato de los 50 ''La Segunda Variedad'' parte por parte ostentaba antes ese título. Y la obra que adapta la peli que nos ocupa es Dick en estado puro además de adaptarse bien y fielmente.

En un futuro cercano, una nueva droga, la sustancia M, causa estragos en la sociedad rulando que da gusto y haciendo polvo la mente de la gente antes de matarla lentamente (bueno, como todas las drogas, duras, duras); así que la poli no ahorra esfuerzos para desarticular sus redes de distribución usando grabaciones sin permiso y agentes infiltrados. Eso no es todo, la corrupción es tal, que la división del cuerpo encargada no se fía ni de sí mismos, así que en la oficina llevan trajes especiales que proyectan a la vez montones de facciones sobre su portador y distorsionan su voz, para que ningún poli pueda delatar a sus compañeros a los traficantes.

Bob Arctor es uno de estos agentes. Vive rodeado de adictos, se droga con ellos y espera descubrir al proveedor de la camello que se ha echado por novia. Desgraciadamente, algo pone al departamento en la sospecha de que Arctor (o más bien su tapadera) podría ser un importante camello detrás de otra red, así que ha de sumar este estrés adicional al de su trabajo y, para colmo, le encargan que vigile estrechamente a... Arctor, es decir, a él mismo. Pero toda la sustancia M que ha tomado ya empieza a pasarle factura y empieza a dudar de cual de sus dos yo es el real, el espia o el espiado.

El concepto de identidad y la droga son dos grandes temas de Dick, el segundo normalmente al servicio del primero. Así que vamos a tener mandanga de la buena. A pesar de que por lo contado esto parece un thriller, nos vamos a encontrar con todo lo contrario, habrá tensión y algún giro, pero gran parte del metraje son situaciones, divagaciones y discusiones de yonkies de la sustancia M, algo disfuncionales socialmente, algo fabuladores y muy, muy paranoides. Un reparto de lujo dará vida a esto que ya suena infumable, como Woody Harleson o Robert Downey Jr, aunque tenemos también a Winona Rider y Keanu Reeves que no están mal, aunque sus papeles tampoco les piden ser muy expresivos. Hay más gente célebre y competente, pero para eso está IMDB.

Independientemente de su disfrute por sí misma, es un extra conocer las condiciones en las que se creó la obra original. Dick, entonces divorciado y viviendo en un barrio de mierda, se rodeó de drogadictos que acogía en su casa en su peculiar visión de lo que es contracultura, estaba detrás de una joven que tampoco le dejaba tocarla (como le pasa al prota) y esto de espías siendo espiados es su fina metáfora sobre el caso Watergate. Un día andaba fumando porros en el sofá con los colegas y pensó ¿Nixon se dedicará a mirarse a sí mismo en las grabaciones de sus cámaras ocultas? ¿Cómo se sentirá? ¡Que paranoia tío! y así le vino esto. De hecho, cuando pergeñó esta obra, hubo una pequeña explosión en su casa, liberando su archivo bajo llave donde guardaba sus manuscritos, y Dick en vez de pensar que iba a ser cosa de sus coleguitas que igual pensaban que escondía ahí pasta o drogas, estuvo convencido de que había sido Nixon, intentando presentar una denuncia contra él en la comisaría más cercana. Algunos biógrafos creen que fue Dick mismo quién uso los explosivos pero que no se acordaba debido a lo que se metía entonces. Así que se pueden hacer una idea del momento creativo en que se parió esto. Casi tan autobiográfica como VALIS, pero dejemos ese tema por ahora.

Eso de pintar dibujicos animados sobre la imagen real filmada queda muy cuco y viene muy bien para representar los mencionados trajes, pero aún mejor para representar algún delirio producido por la droga, y la película se deja llevar de forma amena por como suceden algunas dementes conversaciones y situaciones. En su contra va que no es una película mascada y sobreexplicada como se hace ahora, aunque es lineal y nada complejo su final, pero encontrareis que no todo el mundo la entiende a la primera. Bueno, es una buena excusa para esperarse un tiempo y volverla a ver buscando deleitarse en los diálogos más delirantes por su mero divagar a sabiendas que muchas escenas no llevan a nada y solo vienen a mostrarnos la locura que se gasta aquí.

Una pequeña rareza y maravilla que nunca ha destacado, aparecida en 2006 pasando desapercibida. Indicada para disfrutar con tranquilidad y a la memoria de una generación cercenada por las drogas, como hubiera querido Dick. Viejo, pirado y rodeado de disfuncionales con los que intenta tener relaciones a la par que se enajena de la realidad, no puedo más que amar a Dick por pura simpatía y empatía.

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